La victoria –aquello que identifica a los triunfadores-- no es algo que se gana en una lotería. En absoluto. Es el fruto de dos elementos esenciales: el primero, depositar toda nuestra confianza en Dios, y el segundo, definir metas claras y orientar nuestros esfuerzos en esa dirección.
Los especialistas en trazar y desarrollar un proyecto de vida, sugieren doce principios que resultan altamente satisfactorios en el proceso de alcanzar el éxito, es decir, la plena realización de nuestros dones y talentos.
- El primero de ellos, es reconocer el valor del esfuerzo. Definir objetivos claros y dar pasos hacia materialización; el segundo, no vivir del pasado sino confiar que con ayuda del Señor, tendremos un futuro de victoria; el tercero, admitir que no hay camino difícil y que los vencedores, siempre enfrentaron obstáculos.
Los especialistas en trazar y desarrollar un proyecto de vida, sugieren doce principios que resultan altamente satisfactorios en el proceso de alcanzar el éxito, es decir, la plena realización de nuestros dones y talentos.
- El primero de ellos, es reconocer el valor del esfuerzo. Definir objetivos claros y dar pasos hacia materialización; el segundo, no vivir del pasado sino confiar que con ayuda del Señor, tendremos un futuro de victoria; el tercero, admitir que no hay camino difícil y que los vencedores, siempre enfrentaron obstáculos.
Un cuarto cimiento lo representa desarrollar la creatividad, ese don hermoso que nos regaló nuestro Padre celestial; el quinto, valorar nuestros propios logros. Si no creemos en nuestros sueños y realizaciones, nadie más creerá en ellos; el sexto, si no tenemos claro algún aspecto en nuestro propósito de avanzar, no debemos temer a preguntarle a quienes ya recorrieron ese camino.
Un séptimo fundamento para ser ganadores, lo representa dejar que Dios trate nuestra existencia y desarrolle los dones y talentos de los que nos proveyó desde antes de nacer; el octavo, hacer aquello que nos trae realización. Usted no puede ser un panadero exitoso si su verdadera vocación es la de mecánico.
El noveno, reconocer que quienes llegan a la cima, comenzaron desde abajo sin pensar que realizar trabajos humildes, los iba a desvalorizar; el décimo, ser originales y no ser una imagen de alguien más; el décimo primero, vencer el miedo y el desánimo, y el décimo segundo, admitir en cada triunfo, que Dios fue nuestra fortaleza y pronto auxilio.
Jamás olvide que usted y yo fuimos concebidos para ir muy lejos, para ser ganadores, para alcanzar grandes metas.
Un séptimo fundamento para ser ganadores, lo representa dejar que Dios trate nuestra existencia y desarrolle los dones y talentos de los que nos proveyó desde antes de nacer; el octavo, hacer aquello que nos trae realización. Usted no puede ser un panadero exitoso si su verdadera vocación es la de mecánico.
El noveno, reconocer que quienes llegan a la cima, comenzaron desde abajo sin pensar que realizar trabajos humildes, los iba a desvalorizar; el décimo, ser originales y no ser una imagen de alguien más; el décimo primero, vencer el miedo y el desánimo, y el décimo segundo, admitir en cada triunfo, que Dios fue nuestra fortaleza y pronto auxilio.
Jamás olvide que usted y yo fuimos concebidos para ir muy lejos, para ser ganadores, para alcanzar grandes metas.